La lluvia besa oblicuamente
sobre las baldosas salpicadas
pero no ha de limpiar el hedor
de las pasadas constelaciones.
La lluvia culebrea
ciega sobre los campos
y yo me contemplo como animal sedente
ante la penillanura.
Cesa el agua como una señal de aviso
y es entonces cuando yo te espero.
¿Cómo someterme
sin que tú lo percibas?
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